martes, octubre 10, 2006

El 71 en 2006


En 2006, el rock pasó por turbulencias y glorificaciones que de manera curiosa remiten a 1971. Ha sido, entre otras cosas, el año en que el aeropuerto de Londres se salvó de un atentado con bombas líquidas. Mientras la gente pasaba del hartazgo al milagro de saberse viva, la ciudad aún se sacudía por otras sopresas. En 2006 Peter Gabriel y los miembros de Genesis volvieron a verse las caras y los dos sobrevivientes de los Who, Roger Daltrey y Pete Townsend, retomaron el hábito de salir juntos de gira. Por su parte, los Rolling Stones cumplieron otra escala de su decanato: la gira "A Bigger Bang" (como ya sólo se miden en la escala cósmica, han decidido mostrar que son más grandes que el limitado universo que comenzó con el big-bang). En lo que toca a Paul McCartney, tuvo que enfrentar escándalos de la prensa tabloide que hasta hace poco no se atrevía a meterse con la mujer de un Sir. Una vez celebrado el divorcio, los periodistas se dedicaron a una cruel pasión inglesa: la cacería de zorras (siendo la ex chica del ex Beatle la presa principal). En este año agitado murió Syd Barrett, legendario fundador de Pink Floyd. Víctima del LSD y la introspección egomaníaca, Barrett dejó al grupo después de un par de discos y se pensó que los supervivientes se quedarían como pasajeros que no pueden recuperar las maletas. Sí, el año en que Heathrow se salvó del atentado mostró que el rock es una especie de aeropuerto que sobrevive con fuerza bulliciosa y a veces lo hace de milagro. ¿Qué equipaje podemos rescatar hoy en las bandas giratorias del rock? ¿Qué paquetes llegan ahí desde 1971? Buena parte de la energía de los grupos mencionados proviene de lo que hicieron en ese año fecundo. Genesis llevó el rock progresivo a un nuevo estadio en Nursery Cryme; Pink Floyd hizo una extraña escala arqueológica en su expedición futurista, Relics; los Who demostraron los alcances del rock básico con su mayor obra, Who's Next; gracias a Wild Wings Life, Paul McCartney supo que había una vida divertida y no muy exigente después de los Beatles, y los Rolling Stones llevaron el blues eléctrico a un callejón de atractiva mala muerte: Sticky Fingers (con la portada que invitaba al placer guarro de bajarle la bragueta a Mick Jagger). Por si fuera poco, en ese año fructífero un par de ases del heavy-metal, Led Zeppelin y Deep Purple, consolidaron las pasiones que sólo ocurren en altísimo volumen con Led Zeppelin IV y Fireball.

Una balada cambió para siempre el mundo que luchaba para sobreponerse a la separación de los Beatles: Imagine, de John Lennon. La canción hablaba de la paz, que sólo existe como una dramática ausencia.

En México, 1971 fue el año del festival de Avándaro, una feliz forma de desordenar la realidad, del todo distinta a lo que hace unos días pasó en Heathrow.

En el escenario del miedo y los planes de Al Qaeda, las bandas no dejaron de girar. En medio del caos, el equipaje siguió su rumbo. ¿Hay forma de evocar la paz en el infierno que nos consta?

John Lennon no pudo llegar por su maleta, pero todas parecían llevar su nombre.



Escritor.
prfziper@gmx.net

http://www.etcetera.com.mx/pag54-55ne71.asp

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