martes, abril 03, 2007

La lluvia estuvo del lado del placebo en una noche dark

Un cielo gris y una lluvia persistente le dieron el marco al rock oscuro, ambiguo y pervertido que los británicos de Placebo brindaron anoche en el Club Ciudad de Buenos Aires, en un show de muy buen nivel.

Placebo, en su segunda visita a la Argentina -la primera fue en abril del 2005 cuando tocaron en el Luna Park- el grupo integrado por el cantante y guitarrista Brian Molko, el bajista y guitarrista Stefan Olsdal y el baterista Steve Hewitt presentó su álbum "Meds" ante unas 10 mil personas en la fecha apertura del Quilmes Rock.

Un día nublado, con un cielo gris y amenazador, le dieron escenografía a una agrupación que con un sonido entre punk y dark, ofrece visual y líricamente una ambigüedad absoluta en la línea del provocador glam rock de los ´70.

La imagen de la banda se sostiene en especial en ese rostro ambiguo que posee Molko, que sumado a su declarada bisexualidad, le permite al grupo lograr una cautivante atmósfera misteriosa.

A Molko lo ayudan su voz también andrógina que a veces semeja a la de una chica gimiendo y otras veces a un hombre llorando, amén de una lírica tortuosa y retorcida en la línea del mejor dark, patentado por el líder de The Cure, Roberto Smith.

Por esa oscuridad navegó Placebo anoche, con mucha sabiduría brindado un show notable, en el que la banda justificó la fidelidad de las 10 mil personas que se dieron cita en Nuñez.

Con su cara de niño perturbado y gritando como una Linda Blair poseída en "El exorcista", Molko y sus colegas arrancaron el concierto con "Infra Red", "Meds" y "Because I want you" de su último CD "Meds"
(2006).

La tres canciones fueron muy bien recibidas por la gente y en ellas Placebo se movió por mares oscuros, purgando su paso por infiernos generados por la imaginación de Molko.

Pero además la banda demostró a lo largo de todo el show una versatilidad impecable que incluyó a Olsdal haciéndose cargo de la guitarra, sumado a un tecladista -que tocó el bajo en gran parte del show- y a un tercer guitarrista, que eligió la receta de economía de acordes como parte del estilo.

Pero como toda banda que se precie de ser dark, Placebo tiene un gran baterista, ya que Hewitt tiene gran responsabilidad en que el grupo se sumerja en varios estilos con una singular prepotencia y salga sin un solo rasguño, al igual que The Cure tuvo en Boris Williams uno de los sellos de su sonido.

En "Space Monkey", Molko hizo sonar una sirena y luego deformó su voz con un megáfono para hacer oír su lamento espacial.

Debajo, a pocos metros, el Club estaba cubierto de chicos y chicas con crestas, sombra en los ojos, pestañas delineadas, labios y uñas pintadas de negro.

Y como Placebo no es Justin Timberlake y eligen hacer las cosas de un modo diferente, con más estilo, por eso se dan el gusto de incluir la tortuosa balada "Song To Say Goodbye" al final de su disco "Meds" a pesar de que es sin dudas la mejor canción del álbum.

Con acordes escasos, casi minimalistas el piano cobró protagonista al promediar el show, siempre acompañado por los lamentos de una guitarra chirriante, cuando sonó la canción "Follow the cops back home", en la que Molko contó desde un punto de vista paranoico la vida en Islandia, un país casi sin policías.

Los hits "Every You Every Me", "Special Needs" y "Bitter end" sonaron bajo una tupida lluvia, que fue anunciada por fuertes rayos que colaboraron aun más en el clima generado por la banda y su público.

Minutos después, en "Special K" del disco "Black Market Music" (2000), la banda se sumergió en una carrera alocada como si se tratara de un tren fuera de control, mientras que el iluminador posó sus luces bajo la lluvia, dándole al show un marco de magnificencia visual.

Aunque hubo algún desubicado que decidió desplegar un aditamento tan poco rockero como un paraguas y eso haya conspirado contra el clima.

Es que el paraguas no es para nada rockero, y el manual indica que si llueve hay que mojarse aunque se corra el delineador de ojos o el maquillaje.

Para los bises, los británicos abrieron con "Running up that hill", cover de una canción de la cantante inglesa Kate Bush, lo siguió el más que ambiguo "Taste in men" y el cierre fue con "20 años", incluído en el compilado "Once more with feeling", que concluyó con Molko y Olsdal cargando acoples sobre dos tonos en sus guitarras, hasta que el escenario se iluminó del todo y dijeron "hasta pronto".


http://www.diariohoy.net/notas/verNoticia.phtml/html/268513050/

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