sábado, febrero 17, 2007

Dicen que el rock no muere nunca

Desde The Beatles a Kiss, los niños reviven a leyendas de la música en Music Revolution.

Como en sus buenos tiempos, Marilyn Monroe arrebata los corazones de sus admiradores. Se pasea coqueta por el escenario, toma el micrófono y, con la dulce voz que sus seguidores todavía extrañan, anuncia la tercera llamada. Y entonces, atendiendo el llamado, aparece Elvis sobre el escenario armado con su guitarra, su traje blanco y el pelo engominado. Por un breve momento los niños dejan su papel de infantes para convertirse en los ídolos musicales que marcaron a sus padres en el musical Music Revolution que, dirigido por Dulce Cruz, presenta la compañía de teatro Morada Infantil.

Un par de presentadores toma el micrófono para ofrecer una semblanza de las figuras que desfilan sobre el escenario. Cuando llega el turno de The Beatles, el cuarteto de Liverpool, con uniformes de cadetes, realiza el viaje por el tiempo a bordo de un submarino amarillo.

“Es una bonita reminiscencia para los papás”, dice Ricardo Rojas quien, en su juventud, se inclinaba por la música de Kiss y The Doors. Y como si se tratara de complacer todos los gustos, salta al escenario Jim Morrison para ofrecer una versión llena de energía de “Break on through (to the other side)”.

“Quisiéramos traer a más estrellas, pero nos llevaría todo el fin de semana”, dicen los presentadores antes de que salga al escenario Janis Joplin. James Brown, con “I feel good”, y Gloria Gaynor, con “I will survive”, se encargan de subir los ánimos. Sentados en su sitio, los asistentes no pueden evitar repetir la coreografía que los niños ejecutan en la pista. “La música que escuchan ahora los jóvenes es muy diferente a lo que nosotros escuchábamos. Con este tipo de montajes se revive toda esa música que ya no se hace ahora”, apunta Alfredo Solís.

“Ahora viene lo bueno”, advierten los maestros de ceremonias. El humo envuelve el escenario y cuatro figuras de rostros blancos y ropa negra toman sus posiciones. Es el turno de Kiss, uno de los grupos más socorridos por los que alguna vez fueron jóvenes. “Los niños están muy ad hoc, se maquillan y se visten como debe ser. Se ven muy bien con respecto a los grupos que representan”. Antes del número final, Saúl Hernández pone a bailar a todos con “La negra Tomasa”.

En un musical completamente en vivo, con una impecable ejecución de los covers a cargo de una banda que acompaña a los infantes, sólo el cierre, a cargo de Madonna con el tema “Hung up”, está grabado. Los niños apagan la máquina del tiempo, porque es el momento de recobrar los roles. Al menos hasta el siguiente domingo, cuando los infantes se conviertan en estrellas y revivan a los ídolos del rock en el bar La Mente.

Édgar Velasco Barajas


http://www.milenio.com/guadalajara/milenio/nota.asp?id=477003

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